Bienvenidxs a la primera entrada del blog,
Hace tiempo que comencé a escuchar hablar de los GAL de forma habitual en tertulias y debates políticos, cierto es que el tema me sonaba, pero creía saber más de él de lo que realmente conocía, así que hace unas semanas comencé a investigar.
Realmente es un caso curioso, incluye terrorismo de estado, chapuzas made in spain, guerra sucia y una treintena de muertos en el camino, tiene todo lo que tendría que tener para que el caso fuera conocido en profundidad por la población, pero ¿Por qué no es así?
Grupos Antiterroristas de Liberación (G.A.L), el origen
(Sello que utilizó el GAL en sus comunicados y documentos)
Los GAL actuaron de forma encubierta como un grupo terrorista que combatía el terrorismo de ETA entre 1983 y 1987, realizando la mayoría de sus operaciones entre el País Vasco español y el sur de Francia (O País Vasco francés). Durante esos años realizaron multitud de atentados terroristas, utilizando tácticas similares a las que utilizaba ETA, explosivos, ajusticiamientos, secuestros, coacciones…
Es interesante recalcar que los GAL no nacen espontáneamente como respuesta a las actuaciones de ETA, sino que tiene su origen inicial en los grupos terroristas tardofranquistas que existían previamente y que realizaban acciones similares, entre los que destacan:
– Batallón Vasco Español: Surgieron en 1975 tras la Operación Ogro en la que ETA acabó con la vida de Carrero Blanco. Está considerada como una organización parapolicial de extrema derecha, parte de sus miembros militaron posteriormente en los GAL. A esta fuerza terrorista se le atribuye 18 asesinatos.
– Antiterrorismo ETA: Grupo terrorista similar en formación y procedimientos al Batallón Vasco Español, realizaron distintas operaciones armadas en el País Vasco entre 1975 y 1981.
Existían otros grupos terroristas de extrema derecha minoritarios, como por ejemplo: Alianza Apostólica Anticomunista (Triple A), Acción Nacional Española (ANE), Grupos Armados Españoles (GAE), Guerrilleros de Cristo Rey y Comandos Antimarxistas. Entre todos ellos sumaron 66 asesinatos (oficialmente reconocidos, de manera extraoficial alguno más).
Presentaciones: Principales rostros de los GAL
José Amedo – Subcomisario Jefe del Grupo de Información de la Brigada Regional (CNP)
Quizá la cara más conocida del GAL, tomó posesión de la placa de policía en 1968, fue destinado al Servicio de Información de la Jefatura Superior de Policía de Bilbao. Trabajó realizando labores de espionaje sobre ETA en la década de los 70.
Era el intermediario entre los mandos políticos que organizaron el grupo terrorista GAL y los integrantes. Explicaremos más detalladamente esto más adelante, pero cabe recalcar que el GAL estuvo compuesto en un primer momento por miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y posteriormente por mercenarios que él mismo reclutaba y a los que pagaba con dinero de los fondos reservados del gobierno de Felipe González.
A la izquierda, inspector de la CNP en la Jefatura Superior de Bilbao, Michel Domínguez.
Es poca la información publicada sobre el inspector Michel Domínguez. Comenzó su carrera policial de la mano de José Amedo, en Bilbao. El motivo de su reclutamiento por parte del subcomisario jefe, fue que sabía francés, y por tanto era útil para realizar traducciones de comunicados, y establecer comunicaciones con comandos y mercenarios en Francia.
Negó toda implicación con atentados terroristas del GAL, aunque curiosamente admitió haber participado en el secuestro de Segundo Marey, y ser él personalmente quien le condujo a Francia para su liberación.
Primera operación del GAL: Caso Lasa y Zabala
José Antonio Lasa Aróstegui y José Ignacio Zabala Artano.
Presuntamente ambos jóvenes pertenecían a la banda armada ETA y estaban integrados en el comando Gorki. En noviembre de 1981, uno de los integrantes del comando fue detenido durante un asalto a una entidad bancaria mientras sus compañeros se enfrentaban a tiros contra la policía. Lograron darse a la fuga y huyeron a Francia, residiendo en Bayona.
El 15 de octubre de 1983 fueron secuestrados por los GAL. Los trasladaron al cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo, desde donde, siguiendo instrucciones del General Galindo, fueron trasladados al palacio de La Cumbre (San Sebastián).
Allí recibieron torturas inhumanas, las cuales fueron entre otras, internamiento en cámaras frigoríficas, extracción de uñas, palizas y vejaciones. Viendo el General Galindo el estado lamentable de los presos tras las torturas, ordenó (con el conocmiento del gobernador civil Julen Elgorriaga y del teniente-coronel Ángel Vaquero) que los mataran y los hicieran desaparecer.
Restos mortales de Lasa y Zabala encontrados en 1985 en Busot (Alicante).
Los verdugos ejecutores fueron dos guardias civiles, Enrique Dorado y Felipe Bayo, quienes los trasladaron hasta Busot (Alicante). Les obligaron a cavar su propia fosa y el primero les disparó tres tiros en la cabeza. Después los enterraron en cal viva.
Secuestro de Segundo Marey y los cuatro policías
En 1983, ETA secuestró al Capitán del Ejército Alberto Martín Barrios. Como respuesta, los GAL organizaron el secuestro del miembro de ETA Mikel Lujua Gorostola, pero algo salió mal.
Amedo se puso en contacto con Julián Sancristóbal (Gobernador Civil de Vizcaya), y los mandos policiales Francisco Álvarez Sánchez (Jefe Superior de Policía de Bilbao) y Miguel Planchuelo (Jefe de la Brigada Regional de Información de la Lucha antiterrorista) para organizar el plan.
El secuestro contó con el visto bueno del Ministro del Interior José Barrionuevo y el Director de la Seguridad del Estado Rafael Vera.
José Barrionuevo a la izquierda. Rafael Vera a la derecha.
La operación la conformaron cuatro miembros del cuerpo nacional de policía: Inspector Jesús Alfredo Gutiérrez Argüelles y tres GEOS. Intentaron secuestrar a José María Larretxea para obtener datos sobre el paradero del capitán del ejército Alberto Martín Barrios, secuestrado y posteriormente ajusticiado por ETA.
Durante la operación son descubiertos por la policía francesa y encarcelados.
José Amedo rearma una nueva operación para presionar al gobierno francés, a fin de que liberaran a los cuatro policías detenidos, por lo que forma un comando de tres mercenarios, Mohand Talbi, Jean-Pierre Echalier y Pedro Sánchez, financiados con fondos reservados del Estado.
Cruzan la frontera francesa en búsqueda de su objetivo en Hendaya y confunden a Segundo Marey, un ciudadano como otro cualquiera, dedicado a la venta de mobiliario, con su objetivo, el dirigente de ETA Mikel Lujua.
Segundo Marey.
Le atropellan cuando él iba en una moto, le golpean repetidas veces y le secuestran. Es trasladado a hasta Dancharinea (Navarra) donde esperaba un grupo de policías a las órdenes de José Amedo. Este grupo de policías lo trasladan hasta una cabaña de Matienzo (Cantabria), donde permaneció retenido durante 10 días con la cara tapada.
Coaccionaron al gobierno francés otorgándoles un plazo de 48 horas para liberar a los policías presos, o en caso contrario asesinarían a Segundo Marey. El gobierno francés libera a los cuatro presos con la promesa de que acudirían a Francia a declarar ante la justicia cuando fueran requeridos para ello, mandato que desobedecieron llegado el momento y fueron condenados en rebeldía.
Fue liberado en territorio francés, a tres kilómetros del paso fronterizo de Dancharinea. En su bolsillo introdujeron el primer comunicado de la banda, en el que recriminaban al gobierno francés permitir la estancia de miembros de ETA en el País Vasco Francés, y amenazaban con responder a cada asesinato de los terroristas.
Profesionalización de la banda
Tras el error cometido con las detenciones de los policías en Francia, José Amedo decide prescindir de los servicios de agentes de cuerpos policiales para las actuaciones del GAL y recurre a la contratación de mercenarios tanto en España, como en Portugal y Francia.
Se desplazaba en persona a realizar la labor de reclutamiento, explicando las condiciones y funciones del trabajo que debían desempeñar a los hombres que contrataba para matar.
En una entrevista, José Amedo, explica que los pagos a los mercenarios se realizaban en el casino de San Sebastián, mediante fichas de casino. Entregaba grandes cantidades de dinero en fichas a sus mercenarios para no levantar sospechas y que no quedara ningún rastro de su actividad. Este dinero provenía de los fondos reservados del estado español.
También se profesionalizan las actividades de la banda, siendo más selectivos con sus objetivos y recurriendo al simple asesinato «por tiro en la nuca» como práctica común. José Amedo y Michel Domínguez llegaron a contar con un ejército formado por más de 30 mercenarios.
Se acusó a Amedo de ejecutar esta operación con un fusil francotirador.
Durante la vorágine de muertes entre el 84 y el 87, continuaron comentiendo algunos fallos, asesinando a objetivos erróneos, como dos clientes a los que tirotearon en Hendaya, en una fiesta estudiantil tratando de matar a Pedro José Pikadea, dirigente de ETA. También dispararon contra el coche de dos jóvenes en el sur de Francia que volvían de una fiesta, uno de ellos resultó muerto tras el tiroteo.
Hotel Monbar en Hendaya, donde murieron dos jovenes inocentes e hirieron a otros dos intentando asesinar a Pedro José Pikadea.
Una de las mayores pérdidas para el grupo fue la muerte de uno de sus mercenarios el 19 de marzo de 1984, al que le explotó en las manos un artefacto bomba que estaba manipulando para cometer un atentado. Este mercenario fue uno de los que participó en el secuestro de Segundo Maray. Tras su muerte, los GAL reorganizaron su estructura de mercenarios.
En una ocasión un ex miembro de los GAL avisó a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado francés sobre varias acciones terroristas que se iban a cometer en su territorio. La policía francesa hizo caso omiso de las advertencias.
José Amedo creó una lista de pagos para sus mercenarios, mediante la cual ofrecía 2 millones de pesetas por etarra muerto, más un plus de 1 millón por cada policía que hubiera matado el etarra en cuestión.
Entre tanto el gobierno de Felipe González presionaba a su homólogo francés para que liberara a los presos del GAL confinados en sus cárceles.
Tuvo relevancia la existencia de una mujer dentro de los comandos de los mercenarios del GAL, a la que apodaron La Dama Negra de los GAL. Se caracterizaba por su aspecto, era rubia y siempre vestía de negro. Su nombre era Dominique Thomas, una Vietnamita residente en Andorra. Intervino en varios de los atentados y se sospecha que tuvo una relación con José Amedo. Estaba involucrada en asesinatos y compras de armas para los comandos.
Dominique Thomas, la Dama Negra de los GAL.
En 1987 asesinan a un refugiado español en el sur de Francia que huía de España para no hacer la mili. No tenía ningún tipo de vinculación con ETA. Fue asesinado mediante una bomba lapa, colocada en los bajos de su coche.
Investigación periodística, Diario16 y fin del GAL
Uno de los mercenarios de José Amedo comenzó a filtrar información del GAL al Diario16, del cual era director Pedro J. Ramírez. Tras algún intercambio de información, decide citar a los periodistas de Diario16 en el País Vasco francés para una entrevista personal. Este mercenario fue conocido como «Garganta profunda».
Se reunen en el Puerto de San Juan de Luz, en la región de Aquitania. Los periodistas lo describen por su apariencia física y acento como un ciudadano de Argelia. Durante la entrevista confesó que la iniciativa de trasnferir información a los medios no era sólo suya, sino que estaba respaldado por algunos altos cargos dentro de la organización del GAL. Querían cobrarse una venganza contra sus reclutadores.
«Garganta profunda» les condujo a un zulo, donde encontraron pruebas irrefutables que vinculaban al GAL con la policía española. Encontraron armas reglamentarias (que habían sido fabricadas exclusivamente para la policía española), explosivos, documentación falsa y hasta la peluca y el arma que utilizaba la «Dama Negra de los GAL».
Los medios utilizaron la información de Diario16 y comenzaron a destapar la trama de los GAL. El 11 de diciembre de 1987, Inmaculada Gómez, amante de José Amedo, efectúa una llamada a la redacción de Diario16, quería contar lo que sabía de los GAL.
Un «error» de Amedo precipitó los acontecimientos. En una ocasión acude al hotel Ritz en una localidad al sur de Francia para mantener una reunión con un grupo de mercenarios. Utilizó una identificación falsa, a nombre de Genaro Gallego Galindo. Al finalizar la reunión e ir a pagar las costas de hotel, lo hace con su tarjeta de crédito personal a su nombre.
Esta acción finaliza con él y su cómplice Michel Domínguez en el banquillo y una inminente investigación sobre varios policías.
Juicios al GAL. Presiones políticas. Impunidad de los instigadores.
Durante la investigación judicial se destapa que Amedo gastó 15 millones de pesetas entre 1983 y 1987, de dudosa procedencia, ya que no pudo justificar el legítimo origen de este capital.
El Ministerio de Interior, temeroso de que el caso pudiera explotar en su cara si investigaban las cuentas de los fondos reservados, los decretó como secreto, impidiendo a la justicia investigar en profundidad el origen del capital que Amedo utilizó para reclutar, extorsionar y adquirir equipamiento.
Amedo fue interrogado por el Juez Garzón, negándose éste a participar del interrogatorio y haciendo caso omiso a las cuestiones realizadas por el Juez.
El Gobierno, por su parte, realizó una campaña intensa de presión a los diarios liderados por Diario16 para que suavizaran las informaciones sobre el GAL que semana tras semana iban publicando, pues eran conocedores de lo que podía suceder en el Partido Socialista Obrero Español si se esclarecían las responsabilidades.
La justicia comenzó a falsificar pruebas por orden de Javier Moscoso (Fiscal General del Estado), siendo la más famosa de estas falsificaciones las conocidas como «Las Cartas Portuguesas» que exculpaban a José Amedo y Michel Domínguez.
Javier Moscoso (vinculado al PSOE) fue presionado también por el Gobierno, y comenzó a obstruir la justicia forma deliberada, presionando a los fiscales implicados en el caso para que tomaran con más calma el asunto. Comenzó también una campaña para deshacerse de los fiscales que se resistieron a sus presiones. Prohibió a su vez, la investigación de los fondos reservados.
Estas presiones acabaron con Melitino García Carrero abandonando la Audiencia Nacional, pues no soportaba más la situación.
También se presionó a testigos para que no hablaran, como por ejemplo Alberto Seoane (Cuyo nombre real era Francisco Paesa, un empresario que trabajaba para el Ministerio del Interior), que presionó a una testigo para que no hablara delante del juez.
Como anécdota, el ministro Corcuera, tras una entrevista con Pedro J. y «off the record», le amenazó diciéndo que él se sentía muy seguro en todo este tema debido a que era el director de un medio, pero que esa situación podía acabar muy pronto. Efectivamente fue así, Pedro J terminó su labor en Diario16 y formó su propio medio El Mundo.
Poco a poco, y mediante la investigación periodística, se comienza a esclarecer la procedencia del capital empleado por José Amedo, y se vincula a los fondos reservados del Estado. El Ministerio del Interior pagaba millones de pesetas a Amedo y Michel para sostener la estructura y logística del GAL.
El 29 de julio de 1988 se dicta sentencia contra políticos, policías y guardias civiles, que acabaron en la cárcel. Felipe González prometió ante los jueces «que no tenía nada que ver con el GAL y desconocía su existencia». Fue la primera vez en la democracia española que un presidente del gobierno tenía que responder ante la justicia por actos criminales.
Portada de El Mundo durante los juicios del GAL.
Políticos como Sancristóbal, Vera y Barrionuevo acaban condenados a prisión por su responsabilidad en el caso GAL. La financiación de sus abogados se mantuvo hasta que Jose Luis Zapatero accedió a la secretaría general del Partido Socialista (casi 20 años después), acción que le costó represalias internas en el partido.
Vinculación de Felipe González con los GAL
Aunque judicialmente no está demostrada, es claro que Felipe González participó en la trama de los GAL. José Amedo le acusó en repetidas ocasiones de estar detrás de las operaciones, financiación y logística de los GAL de forma encubierta.
Según Amedo, Felipe consultó a cargos políticos del PSOE en Vizcaya como Ricardo García Damborenea, Txiki Benegas o Ramón Jáuregui sobre la creación del grupo, consulta que contó con su aprobación.
Amedo precisa además que fue Sancristóbal quién le reveló en una conversación mantenida en su despacho del Ministerio de Interior que la decisión de crear los GAL la adoptó Felipe González.
De momento y en nuestro contexto socio político no se ha esclarecido ni se va a esclarecer en un futuro próximo la participación de Felipe González en la trama de los GAL, pero bajo mi humilde opinión, habría que ser muy necio para no ver la obviedad del asunto. ¿El ministerio del interior actuaba de forma autónoma en la contribución económica y de efectivos policiales a los GAL? ¿La previsión económica de fondos transferidos a José Amedo no tenía que pasar por ningún filtro previo? ¿La negociación persistente de Felipe González con el gobierno francés para la liberación de los presos del GAL en Francia era puro altruismo?
Javier Kahl.
Fuentes empleadas en el artículo:
https://es.wikipedia.org/wiki/Caso_Lasa_y_Zabala
Documental Telemadrid 1983-1987 Historia de la banda terrorista española GAL
https://es.wikipedia.org/wiki/Terrorismo_tardofranquista
http://cadenaser.com/ser/2013/04/22/espana/1366588216_850215.html
https://elpais.com/diario/1991/07/03/espana/678492001_850215.html
https://elpais.com/diario/1991/10/18/espana/687740406_850215.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/04/espana/1301913970.html
https://elpais.com/diario/1987/11/27/ultima/564966002_850215.html